Cansado de escuchar a los músicos sudistas, el capitán hizo llamar a
la banda del regimiento. A su "Dixie" replicamos con "Yankee Doodle" y a
"La Hermosa Bandera Azul " le siguió "Hail Columbia".
Pronto se
agotó el repertorio patriótico y ambos grupos dieron paso a canciones populares entre la tropa. El enfrentamiento siguió hasta
que, desde sus líneas, sonó "Hogar, dulce hogar" y los nuestros, en lugar
de esperar y rebatirla, la secundaron. Entonces los soldados sumamos nuestras
voces y, mientras duró aquella canción, todos fuimos uno, todos lloramos
por igual.
A las seis en punto sonó la corneta que daba inicio a
la ofensiva y ya sólo se pudo escuchar la música de los fusiles, la
percusión de los cañones y el coro de lamentos de los heridos.
(Basado en un hecho real acontecido en la batalla de Stones River, 31 de diciembre de 1862)
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