jueves, 12 de junio de 2008

Soy un pastillero.

En lo que más me parezco a un joven discotequero es en que nunca salgo de noche sin mis pastillas. El enalapril, medicamento de nombre chisposo por acabar el “il”, como Abril, pil pil o juvenil, son las píldoras que llevo para atizármelas después de cenar.

Por lo visto, y según mi médico, estoy un poco tenso. O mejor dicho, hipertenso. Eso no es algo que impresione, no, hasta que descubres por internet que tambien se la llama “el asesino silencioso”, y a partir de entonces te acojonas. Bueno, al menos puedo decir que en mi cuerpo habita un asesino silencioso, y entonces acojona todavía más, sobre todo a los que me escuchen decirlo en una habitación con pocas vías de escape.

El caso es que soy un hipertenso (¿Se podría llamar “supertenso” o “megatenso”?) y me toca comer sin sal, lo cual no es tarea fácil, creedme, y tomar esa medicación de por vida. La primera pasti de las muchas que han de llegar a medida que cumpla los años, la triste evidencia de que no soy a prueba de bombas y de que mi cuerpo empieza a funcionar de manera deficiente.

Y es que, dejando atrás los 30, ya no somos la sonda Phoenix dispuesta a llegar a Marte en busca de rastros de hielo y vida, esa que se vio en las animaciones por ordeanador aterrizando en la superficie con chulería, como diciendo “aquí estoy yo, que pasa con vosotros, marcianos”, no, empezamos a ser como la MIR, la estación espacial rusa que se esforzó por continuar en órbita a pesar de ir perdiendo piezas aquí y allá.

Qué le vamos a hacer: de momento, valorar lo que se tiene. Disfrutar de las vueltas que nos quedan en esta órbita, y el hielo marciano que lo busquen otros, que al fin y al cabo da bastante pereza ir a otro planeta a remover las piedras en busca de agua, cuando el grifo de la cocina está lleno, menuda gilipollez. Por cierto, ¿Yo no estaba hablando del Enalapril? ¿Como es que he acabado hablando de sondas marcianas? Se me va la olla, en fin, cosas de la edad. Eso sí, al menos es mejor tomar pastillas de enalapril que de alarga-mi-pilil. Aunque todo llegará, tiempo al tiempo...